El concepto de “Ciudad Esponja” representa un buen ejemplo de la mejora de los suministros de agua urbanos de soluciones basadas en la naturaleza (SbN) a gran escala, basado en gran medida en la aplicación de enfoques de infraestructura verde en paisajes urbanos, principalmente para mejorar la disponibilidad de agua.
En China, cada año, más de tres millones de personas son víctimas de las inundaciones. Este problema ha hecho que investigadores chinos planteen una solución cuanto menos curiosa: convertir sus ciudades en «Ciudades Esponja» para hacer frente al cambio climático.
La principal característica de las «Ciudades Esponja» es que el suelo se está cambiando por un tipo de superficie cuya tecnología permite absorber las lluvias y aprovecha el agua para usarla a favor de las ciudades y no en su contra.
Los suelos esponja son estructuras de pavimento permeables, ladrillos especiales o adoquines porosos que pueden absorver la lluvia desde la carretera, los tejados o incluso aparatos de aires acondicionados.
La aplicación de soluciones basadas en la naturaleza, como techos verdes, pavimentos permeables y biorremediación, junto con la restauración de humedales y ríos urbanos y periurbanos, buscan mitigar los impactos negativos de la urbanización sobre los ecosistemas naturales.
Los jardines pluviales y los sistemas de biorretención se utilizan para recolectar la escorrentía y eliminar ciertos contaminantes. Parte de esta agua se regresa al sistema natural y se almacena para garantizar la disponibilidad de agua para fines de riego y limpieza durante los períodos de sequía.
La iniciativa de ciudades esponja surgió en China, país que tiene actualmente el ambicioso objetivo de lograr que en el año 2030, el 80% de sus áreas urbanas absorba y reutilice al menos el 70% del agua de lluvia. Y no es la única ciudad que se prepara para el cambio climático.