¿Sabes cuál es el impacto que tiene dejar enchufado el cargador del móvil? ¿Y cuánto contamina un microondas? Nuestra huella de carbono es la que indica la cantidad de CO2 y otros gases de efecto invernadero que emitimos de forma individual. Es una forma sencilla de medir el impacto que una persona genera —directa o indirectamente— en el planeta en su día a día. Se trata de un recuento de la cantidad de emisiones de GEI (gases de efecto invernadero) calculadas en unidades de dióxido de carbono que se liberan en la atmósfera de acuerdo a sus actividades diarias en la vida cotidiana.
Desde Get Up and Goals! queremos contribuir a disminuir la huella de carbono. Es por ello que hemos recopilado una serie de consejos sobre cómo reducir nuestra huella de carbono, mediante la disminución del CO2 y otros gases de efecto invernadero que emitimos en exceso.
Ahorra energía
Es común que dejemos los cargadores enchufados, aunque no se estén usando. Si lo dejamos conectado seguimos consumiendo energía. Sucede lo mismo con el resto de productos electrónicos que mantenemos conectados: televisión, ordenadores, aparatos de música… El sencillo gesto de apagar las luces o los aparatos que no vayamos a usar en un espacio de tiempo razonable reduce el consumo y, por lo tanto, las emisiones.
1. Consume productos locales y de temporada
Al consumir productos locales y de temporada se evitan traslados grandes de mercancías y se disminuye la huella de carbono, se genera el comercio justo y se mantienen activas las tierras agrícolas de nuestra localidad.
2. Utiliza bolsas de tela cuando vayas al supermercado
Las bolsas de plástico tardan alrededor de 150 años en degradarse. A estas alturas, todos sabemos que uno de los mayores enemigos del planeta y los ecosistemas son los desechos plásticos. Cuando vayas al supermercado, puedes utilizar una mochila o bolsas de tela o que además de ser reutilizables, son más resistentes.
3. Las 3 R`S
Recuerda usar las 3R de la ecología, así que reduce lo que consumes, teniendo un consumo responsable, reutiliza todos los materiales que puedas todas las veces que puedas y, por último, recicla los materiales que son reciclables, llevándolos a los contenedores correspondientes o a puntos limpios.
4. Menos plástico
Reducir la demanda de plástico reduciría las emisiones, especialmente si se combina con energía renovable. En lugar de comprar botellas de plástico, utiliza termos o botellas de vidrio que puedas lavar y reutilizar miles de veces, ayudando así miles de veces al planeta. Podemos utilizar bolsas y tapas de silicona en vez de usar papel film para tapar alimentos y tuppers de plástico para guardar alimentos.
5. Usa alternativas de transporte
Seguro que en muchas ocasiones basta con que dediquemos un momento a pensar en la distancia del desplazamiento que tenemos que hacer antes de salir de casa. Puede que muchos de ellos no necesiten que movamos nuestro vehículo, y haciéndolo, solo estamos consiguiendo enviar CO2 de más a la atmósfera. En otras ocasiones, la bicicleta o el transporte público pueden convertirse en una alternativa más ecológica y económica.
6. 21 grados en el termostato
Hoy en día somos muy afortunados de poder disfrutar de calefacción en nuestras viviendas, pero eso no significa que tengamos que abusar de ella cuando, en el exterior, el termómetro está en valores negativos. En invierno, si hay que ventilar la casa, cierra la calefacción antes de abrir las ventanas. También es recomendable regular el termostato a 21 grados, una temperatura más que agradable para poner. Además, ahorrarás más, ya que, por cada grado de más, el consumo aumenta en torno al 7%.
7. Cocina con cabeza y de forma eficiente
Son muchas las ocasiones en las que podemos ajustar el gasto de electricidad o gas. Por ejemplo, si estamos preparando algo en el horno, recuerda que podemos apagarlo unos minutos antes de que la comida esté lista, se terminará de hacer y se mantendrá caliente con el calor residual. Y si tienes que calentar algo ya hecho, es mejor usar el microondas en su lugar, consume menos (energía y dinero).
8. Reducir la ingesta de carnes
National Geographic publicaba esta semana un artículo sobre este mismo tema. En él, la revista explicaba que reducir el consumo tanto de carne como de productos lácteos podría reducir en dos tercios la huella de carbono de los alimentos que consumimos. El estudio titulado The global impacts of food production y publicado en 2018 en la revista Science por científicos de la Universidad de Oxford, apuntaba a un dato muy significativo: al menos un 25% de las emisiones anuales de gases de efecto invernadero, corresponden al sector de la alimentación.