El cambio climático es uno de los temas más debatidos de los últimos años, especialmente porque se ha asimilado y aceptado socialmente como un “problema real”. Las consecuencias del cambio climático quedan puestas en evidencia por datos como el aumento de la temperatura global en 2016 de 1,1 grados, la subida del nivel del mar o el progresivo deshielo de las masas glaciares como el Ártico.
A menudo se tiende a pensar que el cambio climático tiene un efecto únicamente medioambiental. Sin embargo, hoy en día podemos observar cómo este problema ha generado claros impactos sociales y económicos. Según datos del Programa Mundial de Alimentos, ya son más de 1.000 millones las personas aquejadas por el hambre en el mundo, y el cambio climático amenaza con disparar el número de personas en riesgo de padecer hambre y desnutrición. Según las previsiones, los fenómenos meteorológicos extremos y las sequías serán cada vez más frecuentes y de mayor magnitud. El destrozó de tierras aptas para la agricultura por la elevación del nivel del mar, cambios en los regímenes de las precipitaciones que menguará las cosechas o la escasez cada vez mayor de recursos son solo algunas de las consecuencias del cambio climático que afectarán directamente a la nutrición y hambre mundial.
El cambio climático es un problema mundial que está directamente relacionado con el hambre. A vista de los efectos, millones de personas se enfrentarán al riesgo de padecer hambre y desnutrición. La mayoría de las personas afectadas serán habitantes de los países más pobres donde el hambre, la desnutrición y la inseguridad alimentaria ya constituyen un problema generalizado. Según datos del Programa Mundial de Alimentos, para el año 2020, el rendimiento de los cultivos de secano de algunos países podría descender hasta el 50%. A pesar de que los efectos afectarán a todo el mundo, las consecuencias en regiones como el África subsahariana tendrá un impacto especialmente fuerte, ya que no tienen los recursos y capacidades para adaptarse y resolver las dificultades.
El cambio climático es una realidad y sus efectos serán inevitables, sin embargo, aún podemos minimizar sus consecuencias. Son muchas las iniciativas que trabajan para impulsar soluciones que consigan frenar el cambio climático, apostando por un sistema energético y 100% renovable basado en el ahorro y la eficiencia, así como para tratar de reducir en la mayor medida las emisiones mundiales. Cada vez hay una mayor conciencia social sobre la importancia de alcanzar un modelo basado en energías limpias y que sea respetuoso con el medio ambiente.